domingo, 3 de julio de 2016

Cultura infantil y multinacionales. SH. R. Steinberg, J. L. Kincheloe.



Capítulo 2: "¿Son las películas de Disney buenas para sus hijos?" Por Henry A.  Giroux.
Henry Giroux en el capítulo 2 del texto “Cultura infantil y multinacionales” de Steinberg y Kincheloe plantea que las películas de Disney inculcan valores de una manera implícita, construyen un mundo de sueños, fantasías que en realidad no es un reflejo de la sociedad tal cual es, sino de una aspiración de un tipo de sociedad pensando desde una clase. Transmiten una serie de contenidos como la cuestión del género, la concepción de una cultura, lo social, los cuales son tomados de una manera crítica por los espectadores, ya que están hechos en un marco divertido, de entretenimiento. No tienen la intencionalidad didáctica, sino la intencionalidad es de un producto artístico: contar una historia por ejemplo, pero sin embargo, a quienes está destinado, se puede decir que aprenden a partir de esta producción cultural. Esto es, las películas, las series, los productos audiovisuales, que forman parten parte de la industria cultural, él los considera máquinas de enseñar, ya que producen culturas, significados sociales; hay una carga ideológica y los niños pasan a ser consumidores activos, atados a técnicas comerciales. Detrás de las industrias culturales hay un modelo social de quienes producen los discursos y contenidos, siempre tienen una mirada unicéntrica del mundo: mirada desde los Estados Unidos hacia el mundo, hablan de sus valores y transmiten eso. 

La aventura y el placer por las películas infantiles se encuentran en un mundo fantástico de posibilidades y en una esfera ligada al consumo. Estos productos audiovisuales parten de una lógica diferente a la enseñanza escolarizada, se puede decir que hay enseñanza, hay aprendizaje pero por fuera de lo que es en una institución escolar. Giroux plantea el concepto de pedagogía cultural y esboza que es un vínculo de enseñar en el que el contenido se transmite, hay un sujeto que aprende, pero que no es explícita en relación a lo que se realiza en una escuela. Al ver estas producciones culturales no hay que hacer un trabajo cognitivo para apropiarse de un contenido educativo, hay disfrute. Se aprende en una instancia en la que el sujeto se entretiene. No está explícita la enseñanza como sí lo está en una institución educativa, en la que hay un docente que se lo identifica con el trabajo de transmitir, enseñar, sino que está bajo esta lógica de programas infantiles. Estos programas, estas películas de dibujos animados de Disney, no vienen solos, sino que proporcionan un mercado de cultura, ya que incluyen todo el merchandising, ropa infantil, bandas sonoras, mochilas, juguetes, entre otros.

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